AGENDA PARROQUIAL
jueves, 2 de agosto de 2012
Agosto
Nunca un simple nombre dijo tanto. Para la mayoría de seres humanos es el nombre del octavo mes del calendario gregoriano. Para un chucenero no. Es mucho más. Para un chucenero es el escalofrío que entra al darse cuenta que ha entrado en ese mes. Para un chucenero es el olor de una vara de nardos acompañada de claveles.
Para un chucenero, agosto significa el zumbido de un cohete o el redoble de un tambor. Una vela de promesa. El recuerdo de alguien que ya no está. Para un chucenero, agosto es la imagen de aquella leve sonrisa que, tras cruzar el dichoso dintel de la gloria, pareciera como si se marcara más. Es un viva que se pierde entre la multitud. Es una lágrima que cae por todas nuestras penas, que se tornan en alegrías por unos instantes.
Para un chucenero, agosto es volver a oír y volver a rezar esos viejos versos que nos llegan tanto al alma: "¡Estrella consoladora en toda tribulación!". Es volver a recordarle que Ella es nuestra Estrella, que ella espera con la misma paciencia que nosotros, infinita, la llegada de un nuevo Día de la Asunción. Es un pueblo engalanado, unos alumbrados de luz y de color. Son unos fuegos artificiales, son miradas de amor y, claro está, devoción.
Agosto es, sin duda, el mes de Chucena. Es sin duda el mes de cualquier chucenero. Es, por supuesto, su mes. Ella siempre está en su Iglesia esperándonos. Y muchas veces en el año la vemos. Pero si no es agosto, no es lo mismo. Y aquí lo tenemos al fin. Olvidémonos por unos días de la crisis y disfrutemos más que nunca de la compañía de nuestra Patrona. Y que nuestra Estrella sea el sello que nos selle por siempre el corazón.
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